Boka nu
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Bidra med feedbackUna hora para obtener el menú, una hora para que tomen tu orden, una hora para traerte el primer plato, una hora para el segundo, una hora para sugerir los postres y una hora para servirlos, y eso que no estaba tan lleno. La comida era buena, la atención mediocre y la demora mortal.
Taperia típica, con carta adaptada a celíacos. Moi recomandable. Sita nunha rúa ampla, con terraza, en pleno centro. Atención estupenda por parte do persoal.
Muy mal trato a una clienta!Hoy el dueño del bar estaba muy apurado y nervioso. Estaba poniendo la mesa a saltos y le pregunté qué platos tenía preparados porque me tenía que marchar antes, y me contestó: pero tu no ves que me va dar un infarto y ya me hablas de comida cuando te estoy poniendo la mesa!!!! Creo que el trato a los clientes es fundamental e imprescindible en un negocio. Pues una clienta menos que no te provocará infartos.
MacDona (SÍ, ese es el nombre es una tapería/hamburguesería/jamonería frecuentada por parraquianos. A este sitio se va a comer platos caseros a un precio inigualable (menú de 9€ . No hay pretensiones, no hay postureos ni ambiciones metrocosmopolitas, tampoco aparecerán «influencers», gastropijos, vigoréxicos, etc. En la difícil era de los ertianos (los que están en el ERTE se agradece que existan locales de este tipo. Comimos muy bien. Lamentablemente, cuando llegamos ya se habían agotado los callos, pero las xoubas (parrochas y las croquetas cumplieron con su cometido. De segundo plato pedimos, respectivamente, croca de vaca, bacalao y dorada, que aprobaron dignamente las oposiciones. La comida incluía un buen pan y el reglamentario y patriótico vino peleón que todo menú debe comprender. Para rematar, el postre fue una riquísima tarta casera de café, adecuadamente cubierta con nata. El servicio, rápido y cordial, contribuyó a la positiva experiencia.
La comida, normal, ni buena, ni mala, y el precio, muy comedido. Lo peor? Gente consumiendo en la barra, y personas, clientes, deambulando por el local sin mascarilla, ante la pasividad e indiferencia de los trabajadores, que lo veían como algo normal.