Sabores - Logroño

Acabo de comer en este restaurante, el menú de degustación, y no puedo evitar agradecerte. Gracias por su buen trabajo. gracias por el mimo con el que tratan el producto de alta calidad. gracias por el tratamiento que dan a los clientes que explican todos los platos que sirven con todos los detalles de lujo. Gracias por tener un momento de placer gastronómico. Les deseo lo mejor y veo una futura estrella de michelín.

En mi caso hablaré sobre el menú de degustación que vale 43 euros y sales bastante llenas, todos los platos mejoran el anterior y es casi imposible quedarse con un favorito pero para mí la boca de calamar y la crema de queso de cámara ha sido el mejor. es una mezcla entre comida tradicional y fusión sin sabores muy raros que hace que todos puedan comer todos los platos incluso si no es para probar cosas nuevas, además de la comida tanto la atmósfera como los muy buenos camareros

Excelente servicio y su nombre honores tan platos, sabrosos, ricos y llenos de exquisitas sensaciones en todos los aspectos, entrando de la casa que muestra lo que estamos esperando, desde una sabrosa croqueta de jamón, a una peculiar y sabrosa lasaña. todo muy rico y con un servicio excepcional donde por fin tienen el detalle de servirte filtrado agua sin cobrarte por ello. clase y gota son cualidades inna

Como otras opiniones detallan el tratamiento en el restaurante es 10, agradable, atento, respetuoso y todo envuelto en aura de la simpatía. Probamos el menú de degustación que está compuesto por productos locales como alcachofas, hongos, etc, así como recetas chinas originales (gyozas, pan de bao, etc) un montón de sabor y con todas las cantidades bien medidos.

Hemos cenado mi pareja y yo, y ambos coincidimos en que hacía tiempo que no salíamos de un restaurante tan satisfechos y sin absolutamente ni un pero que poner. Todo perfecto. Pedimos 1/2 croquetas, 2 bocatas chinos (imprescindibles), los fideos yakisoba (muy diferentes e increíblemente ricos), y rodaballo (de gran calidad). De postre pedimos la crema de limón y el bizcocho de avellana. Sólo tengo foto de estos últimos, y es que en realidad, no sé si hacen justicia a su sabor, pero inmejorables, los dos. Volveríamos sin dudar.