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Bidra med feedbackExcelente relación calidad-precio. Muy conveniente el menú de fin de semana
El restaurante, recien reformado, se encuentra en la localidad de Florida de Liébana, un pequeño pueblo de menos de 300 habitantes, todos ellos amables y dicharacheros, gente noble y duros trabajadores de la tierra que entienden bien de lo que es el buen comer y beber. Antes de llegar hasta El Mirador de Liébana , según se sale de Salamanca, pasarán por la localidad de Villamayor (conocida por dar nombre a la piedra que cubre la mayoría de los edificios históricos de Salamanca), al lado de las orillas del rio Tormes, que por esta zona pasa tranquilo campando a sus anchas. En los alrededores de Florida de Liébana la vista se inunda de paisajes de maíz, remolacha, encinas, matorral y ganado, en la que fue la huerta principal de Salamanca. Llegamos al restaurante embriagados por el olor a leña del puebo y nos recibe Dario, el actual gerente, siempre atento con todas las personas que vimos entrar en el bar y en el restaurante. El lugar es acogedor, la limpieza, temperatura, disposición de las mesas, etc., y, como no, el servicio, están cuidados al detalle, propio de alguien con muchos años de experiencia a su espalda, cargada también de sinceridad, honestidad y nobleza. Y en su corazón la ilusión de un joven emprendedor con ganas de ofrecer lo mejor a sus clientes, aunque pronto, amigos. La comida lleva la impronta de Dario. Es su amigo, quién le ofrece lo que a él le gustaría comer y en lo que cree. La carta se adapta a los productos de temporada. Esta vez, y con los rigores climáticos del mes de Enero, nos vino genial empezar por una buena a la que no le faltaba detalle, como el huevo picado, algo característico de la variante salmantina de este plato. Hemos seguido con una donde no podía faltar un buen aceite de oliva. Del no se puede decir nada porque te deja sin palabras, una carne de Ternera Morucha bien madurada y mimada. El (tomate, pimiento y cebolla) son trozos y lomos espectaculares, bien desalados y perfectamente cocinados. El pan de pueblo, pueblo: buena corteza y miga compacta. Las patatas fritas caseras, por favor, ¡defendamos las patatas peladas y cortadas a mano!. Como buenos golosos pedimos un plato con todos los postres que había disponibles en la carta para probar: flan de queso, tarta de queso y frambuesa, tarta de mousse de yogur con miel casera y tarta de zanahoria. Todos y cada uno de ellos son para chuparse los dedos. Ánimo, seguid así todo el equipo, con esta buena materia prima y bien elaborada y con el genial trato al cliente que tanto agradecemos. Sinceramente, les recomiendo ir a comer a El Mirador de Líebana y dejarse llevar por la vista, el olor y sabor, desde el recorrido hasta el final de la comida y posterior paseo.
Nos encantó la mariscada todo muy fresco y bien preparado vamos a regresar
Buenas comida, buena presencia, profesionales, buen precio
Un buen lugar para comer. Buena relación calidad-precio, comida casera. Todo estaba muy rico. Los camareros eran muy amables. El lugar es muy acogedor. Recomiendo especialmente la ensalada ahumada y el pastel de queso. Estoy seguro de que volveremos.